La televisión da la posibilidad de recrear cualquier suceso como si fuera una película y eso de que la realidad supera la ficción, es mas que evidente en los informativos televisados porque los escenarios, los detalles exageradamente documentados y las caras de los protagonistas y familiares, son reales.
Por eso, dependendiendo de la noticia que queramos ver y escuchar es o al menos era, mucho mas amable recurrir a cualquier periódico que a la televisión.
Por eso, dependendiendo de la noticia que queramos ver y escuchar es o al menos era, mucho mas amable recurrir a cualquier periódico que a la televisión.
Personalmente no soporto ver imágenes de victimas tapadas con una manta, a su familia lamentándose de lo sucedido y a los expertos judiciales repeinaditos comentando la jugada. Aun así, comprendo que muchas veces ese impacto puede ser positivo para concienciar de según que temas a según que gente. Pero hay otros en los que además de no ser necesaria esa minuciosidad informativa, roza el mal gusto y la indecencia.
Tomando como ejemplo el último accidente aéreo ocurrido en nuestro país, tengo que decir que he sentido verdadera vergüenza ajena ver cómo esa prensa informativa acosaba a todo ser viviente que rodeaba al suceso.
A partir de ahí, se han contado detalles que muestran no solo la poca profesionalidad, sino la poca humanidad de las personas encargadas de grabar, entrevistar y emitir la noticia. En esta ocasión además, la prensa escrita se ha sumado al carro. Todo lo que no has querido ver en programas, lo has tenido que leer en artículos de cualquier periódico.
Pienso que cuando informar se convierte en una profesión se deben establecer ciertas reglas. La diferencia entre informar y hurgar es la misma que existe entre una paloma mensajera y un buitre carroñero.
Tomando como ejemplo el último accidente aéreo ocurrido en nuestro país, tengo que decir que he sentido verdadera vergüenza ajena ver cómo esa prensa informativa acosaba a todo ser viviente que rodeaba al suceso.
A partir de ahí, se han contado detalles que muestran no solo la poca profesionalidad, sino la poca humanidad de las personas encargadas de grabar, entrevistar y emitir la noticia. En esta ocasión además, la prensa escrita se ha sumado al carro. Todo lo que no has querido ver en programas, lo has tenido que leer en artículos de cualquier periódico.
Pienso que cuando informar se convierte en una profesión se deben establecer ciertas reglas. La diferencia entre informar y hurgar es la misma que existe entre una paloma mensajera y un buitre carroñero.